viernes, 1 de febrero de 2013

Apicio, el mayor gourmet de la historia.


Marco Gavio Apicio era el nombre completo de nuestro autor, un hombre completamente obsesionado por el arte y el placer de la cocina, hasta el punto de usarse todavía la expresión “el arte de Apicio” para referirnos a la alta cocina. Apicio vivió en el Imperio Romano durante el siglo I d.C. Su posición de rico patricio terrateniente le permitió obtener a la muerte de sus padres la nada despreciable suma de 100 millones de sestercios, que calculando, pueden ser unos 1000 millones de pesetas antiguas y unos 6 millones de euros de hoy en día.
Con semejante fortuna, nuestro personaje se dispuso a disfrutar de la vida y su forma de hacerlo fue dedicándose en cuerpo y alma a su gran pasión: la comida. Para ello no escatimó en gastos, se rodeó de cocineros, artesanos, productores, ganaderos, bodegueros, etc, un sinfín de proveedores que le buscaban los mejores artículos, pensados para los paladares más exquisitos. Su deseo de experimentar todos los placeres de la mesa le llevaron a extender sus redes hasta los límites del mundo conocido, buscando nuevos alimentos en los lugares más inverosímiles. Así fue famosa en su época el banquete que ofreció a sus invitados cuyos platos principales eran miles de lenguas de flamenco rosa e igual número de sesos de ruiseñor.

Su estrambótico modo de vida ha llegado hasta nuestros días gracias a dos hechos. Por un lado un libro de cocina o recetario, mandado hacer por él mismo y que constituye el más antiguo libro de cocina conservado casi en su totalidad. Su título: “De re Coquinaria”, significa aproximadamente : “acerca de la cocina”. En él se encuentran las recetas originales y las añadidas o suprimidas en copias posteriores. Así hubo recetas que se perdieron por ser “excesivamente sofisticadas”, sobre todo cuando en su elaboración se nombraban especies o ingredientes desconocidos en la Europa del Medioevo.

Entre las recetas conservadas figuran un original “pastel de rosas”, "hígado de ganso alimentado con higos" o uno no tan apetecible "vulvas de cerda rellenas” o el siempre apestoso pero ¿delicioso? “Garum" (salsa de pescado).

Otra fuente de conocimiento sobre nuestro personaje son los comentarios que surgieron a raíz de su muerte. En efecto los mayores historiadores romanos dejaron escrita la curiosa forma de morir de este hombre obsesionado por la buena mesa. Se afirma que se suicidó al saber que su enorme fortuna se había reducido considerablemente. La simple posibilidad de tener que reducir su lujosísimo tren de vida se le hizo insoportable y prefirió ingerir una copa de veneno.

Aunque pueda parecer un argumento a tener en cuenta, no hay que olvidar que a su muerte, su fortuna todavía ascendía a unos 10 millones de sestercios. Aproximadamente unos 600.000 euros de ahora.

Actividad:

Traduce al latín la siguiente receta. Recuerda que la redacción de una receta en latín es en tiempo futuro y segunda persona del singular.


ACEITUNAS CON LIMÓN

Dejarás  aceitunas en un recipiente durante tres días y después pondrás ajo, pimiento, cucharadas de pimiento, orégano, 4 limones partidos, sal y vinagre.

Removerás con una cuchara de madera; verterás agua en el recipiente; taparás el recipiente y lo meterás en un lugar seco y fresco; finalmente dejarás reposar durante dos días.

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